Campos de Aplicación de la Psicología Positiva
La psicología positiva está basada en las teorías de M. Seligman, y se refiere al estudio de las condiciones y procesos que permiten optimizar el desarrollo de las personas, grupos e instituciones, habiendo producido importantes aportes cuya aplicación han resultado ser de gran beneficio en las áreas clínica, de salud o de educación, tal como desarrollaremos a continuación.
Psicología Positiva y Psiclogía Clínica
Respecto a lo clínico, la psicología positiva interviene desarrollando estrategias terapéuticas que favorezcan experiencias emocionales positivas, o sea, la intervención se orienta hacia la prevención y tratamiento de las problemáticas relacionadas a las emociones negativas como ser la ansiedad, el estrés, las manifestaciones depresivas o los miedos, entre otras.
Respecto a la salud, la psicología positiva se encarga de estudiar las fortalezas y las virtudes humanas, así como las consecuencias positivas de éstas sobre las personas y la sociedad. Valorar los aspectos de salud de los individuos, favorece a generar pautas valiosas para la prevención, potenciando la protección contra los trastornos psicológicos, además, de no operar la prevención, resultan ser puntales importantes al momento de la recuperación.
Respecto a la educación, la psicología positiva se refiere a subrayar y apuntalar las fortalezas y características positivas de las personas en ambientes académicos. Hay evidencias que, aquellos docentes que enfatizan los atributos positivos y las habilidades de los/as niños/as, promueven mejores rendimientos, mayores niveles de autoeficacia y autoestima en los/as alumnos/as, favoreciéndolos a un desarrollo psicológico positivo y óptimo.
Otros Campos
También pueden aplicarse en los distintos campos sociales, empresariales, deportivos e institucionales, siendo la psicología positiva, un aporte importante para toda la sociedad, además de conservar un lugar de relieve dentro de la disciplina psicológica, pese a lo cual, este enfoque tiene sus detractores y sus críticos, en especial aquellos que reconocen a la realidad como demasiado compleja como para “encajar” en este modelo. A su vez, suponer que hay algunas emociones positivas y otras negativas, es desconocer que todas las emociones tienen, en principio, un lugar de defensa y/o cuidado, amén de un potencial transformador, siendo que, clasificar como “positiva” a la felicidad y condenar a las otras, puede ser una lectura simplificada y arbitraria de las emociones, de las personas y de la sociedad.
