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La importancia de dejar ir

Las emociones negativas son una parte inevitable de la vida. Aunque a veces se sienten incómodos e incluso insoportables, las emociones negativas pueden cumplir funciones muy importantes. El sentimiento de ira a menudo nos ayuda a defendernos. La sensación de dolor nos ayuda a aprender a evitar futuros daños. La frustración puede motivarnos a trabajar más duro hacia una meta.

Sin embargo, quizás aún más comúnmente, hay momentos en los que respondemos a estas emociones no de manera constructiva, sino más bien de manera contraproducente y autodestructiva. ¿Con qué frecuencia la frustración de que algo no salga como queremos arroja una nube oscura sobre el resto del día? ¿Cuántas veces una pequeña molestia se ha convertido en un profundo resentimiento?

Cuando las cosas no salen según nuestros planes, es tentador reaccionar con ira, frustración y resentimiento. A menudo, mentir debajo de la necesidad de alimentar estos fuertes sentimientos es un intento de reafirmar una sensación de control, pero esto puede ser un ejercicio sin dientes. Hay una vieja cita budista que dice: Aferrarse a la ira es como agarrar un carbón encendido con la intención de arrojárselo a otra persona; tú eres el que se quema.

Tome el sentimiento de frustración, por ejemplo. La frustración se activa automáticamente en nosotros cuando nuestras expectativas se ven frustradas y hay un obstáculo en el camino hacia nuestra meta. Además, los sentimientos de frustración tienden a ser amplificados por el aspecto de sorpresa en un obstáculo inesperado, lo que lleva a una tormenta perfecta cuando la vida hace lo que hace y es impredecible.

Ahora, no existe una respuesta “correcta” única para todos cuando ocurren eventos molestos. A veces, lo mejor que se puede hacer es para expresar nuestro enfado, si, por ejemplo, necesitamos enviar un mensaje de que no vamos a tolerar un determinado trato. Este puede no ser el momento de “dejarlo ir”.

Sin embargo, si no es estratégico o racional expresar nuestros sentimientos, la siguiente mejor opción es practicar la aceptación o dejar ir. Aceptación no significa gusto. La aceptación no significa dejar que otras personas nos pisoteen o dejar que sucedan cosas malas. La aceptación significa no seguir reteniendo el carbón encendido. Dejándolo ir.

Dejar ir nos permite canalizar nuestra energía mental, emocional y física de manera productiva. Es el equivalente psicológico de cambiar un interruptor de un enfoque en cómo las cosas “deberían” haber ido de cierta manera a un enfoque en lo que podemos hacer ahora.

Consejos prácticos

Aquí hay algunos consejos prácticos para dejar ir:

  1. Recuérdate a ti mismo que no soltarte, aferrarte y alimentarte de sentimientos negativos, solo te está lastimando.
  2. Dirija su atención a la pregunta: “Bueno, ¿qué puedo hacer al respecto?” Las investigaciones muestran que nos sentimos mejor cuando adoptamos un enfoque activo para hacer frente a la adversidad.
  3. Entrénese usted mismo usando mensajes tranquilizadores para ayudar a facilitar el proceso de dejar ir:

    “Está bien.”
    “No es el fin del mundo.”
    “Estás seguro.”
    “Vas a superar esto”.
    “Las cosas saldrán bien.”

Estos recordatorios nos ayudan a salir de las fantasías de venganza y las historias de terror con las que nos tienta nuestro cerebro y nos permiten superar los desafíos con más resistencia y gracia.

¿Qué otras cosas de ligereza, felicidad y alegría podríamos tener en su lugar una vez que soltemos nuestras brasas ardientes?

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